domingo, 26 de octubre de 2014

INVESTIGACION


Adolf Hitler
Biografía

Máximo dirigente de la Alemania nazi (Braunau, Bohemia, 1889 - Berlín, 1945). Hijo de un aduanero austriaco, su infancia transcurrió en Linz y su juventud en Viena. La formación de Adolf Hitler fue escasa y autodidacta, pues apenas recibió educación. En Viena (1907-13) fracasó en su vocación de pintor, malvivió como vagabundo y vio crecer sus prejuicios racistas ante el espectáculo de una ciudad cosmopolita, cuya vitalidad intelectual y multicultural le era por completo incomprensible.
De esa época data su conversión al nacionalismo germánico y al antisemitismo. En 1913 Adolf Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para no prestar servicio militar; se refugió en Múnich y se enroló en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial (1914-18). La derrota le hizo pasar a la política, enarbolando un ideario de reacción nacionalista, marcado por el rechazo del nuevo régimen democrático de la República de Weimar, a cuyos políticos acusaba de haber traicionado a Alemania aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de Versalles (1918).
De vuelta a Múnich, Hitler ingresó en un pequeño partido ultraderechista, del que pronto se convertiría en dirigente principal, rebautizándolo como Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Dicho partido se declaraba nacionalista, antisemita, anticomunista, anti socialista, antiliberal, anti demócrata, anti pacifista y anticapitalista, aunque este último componente revolucionario de carácter social quedaría pronto en el olvido; este abigarrado conglomerado ideológico, fundamentalmente negativo, se alimentaba de los temores de las clases medias alemanas ante las incertidumbres del mundo moderno. Influenciado por el fascismo de Mussolini, este movimiento, adverso tanto a lo existente como a toda tendencia de progreso, representaba la respuesta reaccionaria a la crisis del Estado liberal que la guerra había acelerado.
Sin embargo, Hitler tardaría en hacer oír su propaganda. En 1923 fracasó en un primer intento de tomar el poder desde Múnich, apoyándose en las milicias armadas de Ludendorff Putsch de la Cervecería»). Fue detenido, juzgado y encarcelado, aunque tan sólo pasó en la cárcel un año y medio, tiempo que aprovechó para plasmar sus estrafalarias ideas políticas en un libro que tituló Mi lucha y que diseñaba las grandes líneas de su actuación posterior.
De nuevo en libertad desde 1925, Hitler reconstituyó el NSDAP expulsando a los posibles rivales y se rodeó de un grupo de colaboradores fieles como Goering,Himmler y Goebbels. La profunda crisis económica desatada desde 1929 y las dificultades políticas de la República de Weimar le proporcionaron una audiencia creciente entre las legiones de parados y descontentos dispuestos a escuchar su propaganda demagógica, envuelta en una parafernalia de desfiles, banderas, himnos y uniformes.
Combinando hábilmente la lucha política legal con el uso ilegítimo de la violencia en las calles, los nacionalsocialistas o nazis fueron ganando peso electoral hasta que Hitler -que nunca había obtenido mayoría- se hizo confiar el gobierno por el presidente Hindenburg en 1933.
Desde la Cancillería, Hitler destruyó el régimen constitucional y lo sustituyó por una dictadura de partido único basada en su poder personal. El TercerReich así creado fue un régimen totalitario basado en un nacionalismo exacerbado y en un complejo de superioridad racial sin fundamento científico alguno (basado en estereotipos que contrastaban con la ridícula figura del propio Hitler).
Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se hizo nombrarFührer o «caudillo» de Alemania y se hizo prestar juramento por el ejército. La sangrienta represión contra los disidentes culminó en la purga de las propias filas nazis durante la «Noche de los Cuchillos Largos» (1934) y la instauración de un control policial total de la sociedad, mientras que la persecución contra los judíos, iniciada con las racistas Leyes de Núremberg (1935) y con el pogromo conocido como la «Noche de los Cristales Rotos» (1938) culminó con el exterminio sistemático de los judíos europeos a partir de 1939 (la «Solución Final»).

La política internacional de Hitler fue la clave de su prometida reconstitución de Alemania, basada en desviar la atención de los conflictos internos hacia una acción exterior agresiva. Se alineó con la dictadura fascista italiana, con la que intervino en auxilio de Franco en la Guerra Civil española (1936-39), ensayo general para la posterior contienda mundial; y completó sus alianzas con la incorporación del Japón en una alianza antisoviética (Pacto Antikomintern, 1936) hasta formar el Eje Berlín-Roma-Tokyo (1937).
Militarista convencido, Hitler empezó por rearmar al país para hacer respetar sus demandas por la fuerza (restauración del servicio militar obligatorio en 1935, remilitarización de Renania en 1936); con ello reactivó la industria alemana, redujo el paro y prácticamente superó la depresión económica que le había llevado al poder.
Luego, apoyándose en el ideal pangermanista, reclamó la unión de todos los territorios de habla alemana: primero se retiró de la Sociedad de Naciones, rechazando sus métodos de arbitraje pacífico (1933); luego forzó el asesinato de Dollfuss (1934) y el Anschluss o anexión de Austria (1938); a continuación invadió la región checa de los Sudetes y, tras engañar a la diplomacia occidental prometiendo no tener más ambiciones (Conferencia de Múnich, 1938), ocupó el resto de Checoslovaquia, la dividió en dos y la sometió a un protectorado; aún se permitió arrebatar a Lituania el territorio de Memel (1939).
Pero, cuando el conflicto en torno a la ciudad libre de Danzig le llevó a invadir Polonia, Francia y Gran Bretaña reaccionaron y estalló la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Hitler había preparado sus fuerzas para esta gran confrontación, que según él habría de permitir la expansión de Alemania hasta lograr la hegemonía mundial (Protocolo Hossbach, 1937); en previsión del estallido bélico había reforzado su alianza con Italia (Pacto de Acero, 1939) y, sobre todo, había concluido un Pacto de no-agresión con la Unión Soviética (1939), acordando conStalinel reparto de Polonia.
El moderno ejército que había preparado obtuvo brillantes victorias en todos los frentes durante los primeros años de la guerra, haciendo a Hitler dueño de casi toda Europa mediante una «guerra relámpago»: ocupó Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Yugoslavia, Grecia. (mientras que Italia, España, Hungría, Rumania, Bulgaria y Finlandia eran sus aliadas, y países como Suecia y Suiza declaraban una neutralidad benévola).
Sólo Gran Bretaña resistió el intento de invasión (batalla aérea de Inglaterra, 1940-41); pero la suerte de Hitler empezó a cambiar cuando lanzó la invasión de Rusia, respondiendo tanto al ideal anticomunista básico del nazismo como al proyecto de arrebatar a la «inferior» raza eslava del este el «espacio vital» que soñaba para engrandecer a Alemania (1941). A partir de la batalla de Stalingrado (1943), el curso de la guerra se invirtió y las fuerzas soviéticas comenzaron una contraofensiva que no se detendría hasta tomar Berlín en 1945; simultáneamente se reabrió el frente occidental con el aporte masivo en hombres y armas procedente de Estados Unidos (involucrados en la guerra desde 1941), que permitió el desembarco de Normandía (1944).
Derrotado y fracasados todos sus proyectos, Hitler vio cómo empezaban a abandonarle sus colaboradores y la propia Alemania era arrasada por los ejércitos aliados; en su limitada visión del mundo no había sitio para el compromiso o la rendición, de manera que arrastró a su país hasta la catástrofe y finalmente se suicidó en el búnker de la Cancillería de Berlín donde se había refugiado, después de haber sacudido al mundo con su sueño de hegemonía mundial de la «raza» alemana, que provocó una guerra total a escala planetaria y un genocidio sin precedentes en los campos de concentración.


Muerte de Adolf Hitler
Portada del diario militar norteamericanoTheStars and Stripes, con la noticia de la muerte de Hitler, 3 de mayo de 1945.
La muerte de Adolf Hitler, jefe del Partido NaziyCanciller de Alemaniade1933a1945, se produjo el 30 de abril de 1945; Hitler sesuicidópor medio de un disparo en la cabeza junto a su esposa, Eva Braun, que recurrió al envenenamiento concianuro. La falta de información pública referente al paradero de sus restos y los informes confusos al respecto animaron los rumores de que Hitler podía haber sobrevivido al fin de la Segunda Guerra Mundial. La duda se suscitó intencionadamente por las autoridades de la Unión Soviética, que ocultaban información relevante sobre el suceso.
En 1992, la publicación de los registros mantenidos por la KGB soviética y por la FSB rusa confirmó la versión ampliamente aceptada de la muerte de Hitler, como fue descrita por el historiador británico Hugh Trevor-Roper;1 sin embargo, los archivos rusos no muestran lo que sucedió con el cadáver de Hitler.
Horas finales
Hitler estableció su residencia en el búnker de la Cancillería el 16 de enero de 1945, desde donde ejerció la presidencia de un Tercer Reich en proceso de desintegración, debido a que los Aliados estaban avanzando tanto por el este como por el oeste. Para finales de abril, las fuerzas soviéticas habían ingresado a Berlín y estaban librando una lucha hacia el centro de la ciudad, donde se encontraba la Cancillería.
El 22 de abril, Hitler padeció lo que algunos historiadores describen como una crisis nerviosa durante una de sus reuniones para examinar la situación militar, al admitir públicamente que la derrota era inminente y que Alemania perdería la guerra. Hizo salir a algunos de la habitación y quedó con Goebbels y Krebs. Hitler entró en un estado de histeria gritando que sus generales lo habían traicionado y que Alemania había sucumbido ante una sarta de traidores y cobardes; después salió de la habitación desmoronado anímicamente. La enfermera ErnaFlegel declaró que Hitler parecía quizás 15 ó 20 años mayor tras esa última reunión con sus generales y temblaba fuertemente su mano del lado derecho.2
Expresó su intención de matarse y, más tarde, solicitó al médico Werner Haase que le recomendara un método confiable de suicidio. Haase le sugirió combinar una dosis decianuro seguida de inmediato con un balazo en la cabeza. Hitler tenía una reserva de cápsulas de cianuro que había obtenido por medio de las SS.
El 28 de abril, Hitler se enteró del intento de Heinrich Himmler de negociar independientemente mediante la Cruz Roja Internacional, presidida por el conde Bernadotte, un tratado de paz y lo consideró como una traición; acto seguido ordenó la detención y ajusticiamiento de HermannFegelein, enlace de Himmler en el Búnker. Este hecho fue el punto de quiebra emocional para Hitler. Desde entonces, Hitler empezó a mostrar síntomas de paranoia, expresando preocupación sobre la autenticidad de las cápsulas de cianuro que había recibido por medio de las SS de Himmler, por lo que ordenó al doctor Haase que las probara con su perra Blondi. Como resultado, el animal murió de inmediato.3 Asimismo, se enteró de la ejecución de su aliado Benito Mussolini, víctima del populacho, y juró no compartir su misma suerte.
Después de la medianoche del 29 de abril de 1945,4 Hitler se casó con Eva Braun en una pequeña ceremonia civil en el interior del Búnker, teniendo como testigos a Magda y Joseph Goebbels, con la presencia de TraudlJunge, su secretaria, quien preparaba lo necesario para el testamento político. AntonyBeevor sostiene que, después de tomar un modesto desayuno de bodas con su esposa, Hitler llevó a su secretaria TraudlJunge a otra habitación y le dictó su última voluntad y testamento. La redacción duró algo más de dos horas y se prepararon cuatro copias, que salieron inmediatamente a sus destinos. Firmó estos documentos a las 04:00 y luego se retiró a dormir (algunas fuentes señalan que Hitler dictó su última voluntad y testamento inmediatamente antes de su matrimonio, pero todas las fuentes concuerdan en la hora de la firma).5 6
Salida del Búnker hacia el jardín de la Cancillería. Muy cerca de la entrada, detrás de la torre, se incineraron los restos de Hitler.
Suicidio
Al amanecer del 30 de abril de 1945, Hitler pidió reunir a todo el cuerpo médico y se despidió de él, ante la estupefacción y sollozos de los presentes. Recibió a Albert Speer, su ministro de armamento, quien le confesó varios desacatos respecto a sus instrucciones sobre volar fábricas y ciudades; Hitler lo despidió fríamente. Según Junge, Hitler quedó contemplando pensativo un cuadro del Federico el Grande en su despacho y luego a continuación ordenó que el personal que no fuese indispensable abandonara el Búnker. Hizo llamar a Otto Günsche y a Heinz Linge, sus ayudantes, y les dio estrictas instrucciones de cómo debían actuar en el momento del suicidio y qué hacer con su cuerpo y el de Eva Braun. Günsche inició los preparativos y llamó a Erich Kempka, el chófer de Hitler, para que de inmediato subiera bidones de gasolina hacía la salida del jardín de la cancillería.
Hacia el mediodía, se reunió con sus secretarias y almorzó silenciosamente una comida basada en pastas; luego se despidió de cada una de ellas regalándole una cápsula de cianuro. Posteriormente se despidió de la familia Goebbels, sin hacer caso a las peticiones de Magda Goebbels de no cometer suicidio.
Hacia las 15:30 horas, Hitler y Eva Braun se reunieron frente a la sala de mapas contigua al despacho privado y se despidieron de sus edecanes, Heinz Linge y Otto Günsche, quienes cerraron la puerta; un par de minutos después se escuchó un solo disparo ahogado.
Los edecanes esperaron unos 15 minutos y encontraron a Hitler doblado sobre sí mismo en un sillón exhibiendo una mueca deformada en su boca, con una pistola Walther PPK de 7,65 mm caída de su mano derecha y con un hilo de sangre manchando la cara del líder. Eva Braun no alcanzó a percutir su arma y estaba tendida a lo largo del diván con los ojos aún abiertos; el efecto del cianuro no le permitió el uso del arma.7
Linge8 relató de primera mano lo que vio en el despacho de Hitler:
Cuando abrí la puerta de su habitación, me encontré con una escena que nunca olvidaré: a la izquierda del sofá estaba Hitler, sentado y muerto. A su lado, también muerta, Eva Braun. En la sien derecha de Hitler se podía observar una herida del tamaño de una pequeña moneda y sobre su mejilla corrían dos hilos de sangre. En la alfombra, junto al sofá, se había formado un charco de sangre del tamaño de un plato. Las paredes y el sofá también estaban salpicados con chorros de sangre. La mano derecha de Hitler descansaba sobre la rodilla, con la palma mirando hacia arriba. La mano izquierda colgaba inerte. Junto al pie derecho de Hitler, había una pistola del tipo Walther PPK calibre 7,65 mm. Al lado del pie izquierdo, otra del mismo modelo, pero de calibre 6,35 mm. Hitler vestía su uniforme militar gris y llevaba puestas la insignia de oro del Partido, la Cruz de Hierro de Primera Clase y la medalla de los heridos de la Primera Guerra Mundial; además, llevaba puesta una camisa blanca con corbata negra, un pantalón de color negro, calcetines y zapatos negros de cuero.

Destino final del cadáver
De inmediato los asistentes de Hitler sacaron ambos cuerpos envueltos en una alfombra. Linge y Günshe transportaron el cuerpo de Hitler en la alfombra, mientras que Martin Bormann y Erich Kempka trasladaron el cadáver de Eva Braun, aunque Bormann trató con muy poca consideración dicho cuerpo. Los cadáveres fueron subidos hacia el patio de laCancillería del Reich, siendo depositados en un agujero de obús; Otto Günsche roció ambos cuerpos con unos 200 litros de gasolina sacada de los automóviles que aún se hallaban en los sótanos de la Cancillería. Ante la imposibilidad de acercar una cerilla a causa del fuerte viento, Bormann elaboró una antorcha que prendió y se la pasó a Erich Kempka, con lo cual éste pudo poner fuego a los cadáveres. Estaban presentes Joseph Goebbels y otros dignatarios.
La caída de obuses del Ejército Rojo en el patio impidió a los edecanes seguir en el exterior, por lo cual no pudieron supervisar que los restos se consumieran completamente; ante ello, los jefes nazis allí presentes optaron por enterrar ambos cadáveres, aunque debido a las prisas del momento sólo lograron hacerlo superficialmente.
Cuando el 1 de mayo el almirante Karl Dönitz anunció por radio la muerte de Hitler en su búnker, Stalin mostró escepticismo y formuló presión directa a la NKVD y al jefe de ésta,LavrentiBeria, para que las unidades de la NKVD en Berlín hallasen los presuntos restos de Hitler en el plazo más breve posible. Una unidad especial soviética de la SMERSH se encargó de una exhaustiva búsqueda en la Cancillería del Reich y allí lograron encontrar los cadáveres de Hitler y Eva Braun el 9 de mayo. Las piezas dentales de ambos cráneos se hallaban intactas y fueron comparadas con archivos dentales suministrados por una ayudante del dentista de Hitler; asimismo se realizaron interrogatorios detallados a todos los edecanes y ayudantes capturados en el Führerbunker, con lo cual los hallazgos de la SMERSH quedaron ratificados.
De todos modos, el gobierno de la Unión Soviética no divulgó mayor información sobre la muerte de Adolf Hitler, e inclusive Stalin negó ante diplomáticos estadounidenses tener alguna certeza de la muerte de Hitler. El régimen stalinista consideró conveniente mantener dudas sobre el cadáver del líder nazi como arma de propaganda durante la Guerra Fría, acusando a los gobiernos de EE. UU. y Gran Bretaña de ocultar un presunto "escape" de Hitler hacia España o Sudamérica, sea en un submarino o bajo una identidad falsa. Esta incertidumbre, aumentada por el hecho que el gobierno soviético rehusaba dar información detallada sobre el cadáver de Hitler o el de Eva Braun, desencadenó toda suerte de mitos sobre el destino final de Hitler que perduran hasta el día de hoy.
Tras la muerte de Stalin en 1953, la política oficial de la URSS se basó en mantener dudas sobre la muerte de Hitler, en línea con la propaganda del régimen, aunque en 1969 un periodista soviético logró publicar un libro detallado sobre el destino de los cadáveres del Führer y su esposa

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